Amenoské
Amenoské es un grupo de músicos que buscan desarrollar Rock and Roll vanguardista. Para ello se valen de varios estilos y géneros conocidos dentro de la cultura del rock, desde el metal, el rock progresivo, el punk disonante, el grunge, hasta el noise rock, o el rock psicodélico, entre otros.
Desde su fundación, el grupo ha recorrido la periferia de la Ciudad de México para recoger los sonidos que la urbe genera en la subalternidad. Su estilo es bastante particular y se nota una influencia de la música futurista de Luigi Russolo conocida como ruidísmo. El sonido del grupo, en consecuencia, es un rock alternativo muy permeable.
Sus letras narran la necesidad de emancipación del individuo de la presión e imposiciones a las que la sociedad de consumo y la sociedad de rendimiento someten al sujeto tardo-moderno. Pugnan por la igualdad social, por la autenticidad existencial y por la libertad individual como propiedades inalienables para el desarrollo del individuo y su comunidad. En conclusión, el mismo nombre del grupo opera como la principal consiga artística: “Amenoské la distribución de la riqueza nos sea más justa, no nos callaremos”.
Manifiesto
¡Vae victus! Se escucha en nuestras tierras al caer la espada sobre la balanza. Súbitamente un hechizo se hunde en los dorsos jadeantes. Irreductiblemente un conjuro cae sobre los hombres que lucharon y perdieron. Sobre todos y cada uno de nosotros, los conquistados, los vencidos, los sometidos, y al final, los que introyectaremos los valores del enemigo.
Sin embargo, los hombres podrán ser vencidos pero esto no significa que sean aniquilados. Menos todavía, si no huyen de su capitulación. Se necesita mucho coraje para conservar la dignidad tras la derrota. Y cuando esto se consigue, la introyección es abolida de los corazones, e intempestivamente la nobleza de espíritu regresa a nuestras carnes y permite la creación de un propio código, ipso facto, cultura.
Si ellos, los vencedores, sin vacilar declaman: “Vosotros los esclavos de la era moderna, haced pronto lo que demandamos vuestros nuevos amos” Lejos de resentirnos, consientan en abrazar entrañablemente la alegría y... ¡Enorgullézcanse! Con ello se nos ha otorgado el poder más grande, la clave de nuestra fuerza, la llave de nuestra libertad. Mientras ellos, “nuestros amos”, se regodean en el botín de su triunfo conformista, nosotros haremos cultura.
Mantendremos nuestros escudos, espadas y lanzas listas para la batalla, pero también tocaremos las citaras, tambores y trompetas con esplendor y ánimo combativo. Tocaremos con energía sus estridentes notas para redimirnos de aquel funesto conjuro. Nos sumergiremos en nuestra propia voluntad de sabiduría y abandonaremos de golpe ese dañino afán de condescendencia con cualquier tipo de institución. Nuestra formación será responsabilidad propia, y así, nos volveremos en hacedores del mundo, en creadores del conocimiento, en seres de la vida. Seremos más que guerreros, floreceremos como artistas, científicos, ingenieros, atletas, filósofos, todo en una sola carne... nuestras propias carnes.
Y cuando nos percatemos de que nuestra incipiente y renovada fuerza ha sido curtida por placeres y dolores, por aversiones y pasiones, por nuestra razón y nuestra emoción, por nuestra nova cogitans, veremos a nuestros conquistadores regodeándose en su hinchada opulencia, incapaces de moverse por la acumulación de su hedor y peste. Entonces, avanzaremos como una falange, con las citaras, tambores y trompetas sonando fortísimo estimulando nuestra marcha. Nuestras acciones irán en crescendo y cuando comprendamos que nos hemos elevado al momento más álgido de nuestra voluntad, acontecerá nuestra épica y pondremos nuestras espadas sobre las obesas, caducas y palurdas barrigas de nuestros antiguos amos declarando: ¡Vae victus!
Todo esto es verdaderamente asequible, Amenoské seas demasiado pusilánime para no desearlo con exaltación.